domingo, 6 de diciembre de 2009

El Efecto Pigmailion



A fines de la década del sesenta, un profesor de psicología, Robert Rosenthal, realizó el siguiente experimento: reunió a los maestros de una escuela y les mostró un test realizado entre los estudiantes, que indicaba que algunos eran más "brillantes" que otros. "De estos alumnos pueden esperar grandes resultados", les aseguró. En realidad, ese test fue simulado por Rosenthal, para inducir a los maestros a pensar que determinados alumnos tenían más potencial que el resto. Sin embargo, al cabo de ocho meses, esos alumnos efectivamente obtuvieron mejores calificaciones que el promedio de la clase.

Como los maestros creían en los alumnos "brillantes", les brindaron más atención, más apoyo, más tiempo y más retroalimentación. Esta abundancia de condiciones, se tradujo en un mejor aprendizaje y -luego- en mejores calificaciones. Aquellos niños no se destacaron por ser inteligentes, sino porque sus maestros creyeron que lo eran.

A través de su experimento, Rosenthal descubrió que las expectativas de los maestros se reflejaban en el desempeño de los alumnos. Su conclusión fue la siguiente: mientras más altas son las expectativas que tiene una persona respecto a otra, más probable será que ésta última logre resultados positivos. Este descubrimiento puso en evidencia un fenómeno que se conoce con el nombre de "Efecto Pigmalión".

Según la mitología clásica, Pigmalión fue un rey de Chipre, apasionado por la escultura.

Durante mucho tiempo, trabajó con tanta dedicación una figura de marfil con forma de mujer que -según él- no existía ninguna mujer viva tan bella y perfecta como la que él modelaba con sus manos. Todos los días trabajaba para darle toques de perfección a su escultura y todas las noches suspiraba para que fuese de carne y hueso. Tan enamorado estaba Pigmalión de su escultura, que hubiese dado todo lo que tenía para que cobrara vida. Un día, los dioses se compadecieron de Pigmalión y dieron vida a su creación, convirtiéndola en la hermosa mujer que el rey creía que era.

La lección de este mito es que si creemos que alguien es de determinada manera, puede convertirse en aquello que creemos que es.

El Efecto Pigmalión no ocurre únicamente en las escuelas, sino también en las organizaciones y/o familias.

En el trabajo: si tu jefe espera lo mejor de ti y te lo hace saber, es muy probable que exhibas un alto desempeño, pero si tiene bajas expectativas, es probable que -tarde o temprano- obtengas resultados negativos.

En las familias: Como es natural, un padre tiene expectativas -consciente o inconscientemente, buenas o malas- frente a sus hijos. Y se las comunica. Éstas condicionan las expectativas que tienen los hijos sobre sí mismos, quienes terminan comportándose de acuerdo a aquello que sus padres esperaban de ellos.
Es decir, lo que esperan los padres influyen en cómo serán sus hijos.

Hay padres que esperan más de unos hijos, que de otros. Como consecuencia, premian más a unos que a otros, les orientan mejor en sus tareas, les elogian ante los demás y les ofrecen más estimulación. Si bien esto aumenta la confianza y autoestima de unos hijos, perjudica -y distorsiona- la autoimagen de otros. Cuando alguien es etiquetado como "perdedor", "lento" o "difícil", el resto de los miembros tiende a negarle la contribución y el apoyo que necesita para hacerlo bien. Esto reduce aún más sus posibilidades de superación. Por eso es necesario, que ambos padres sean justos en la administración de expectativas, premios y sanciones hacia sus hijos.

Tenemos los hijos que "modelamos" con nuestra influencia, amor y confianza. Seamos como Pigmalión: creamos que nuestros hijos son capaces de grandes cosas... y lo serán !

"Siempre seré la "chica de las flores" para el profesor Higgins, porque siempre me trató como a una florista y así seguirá tratándome. Pero sé que puedo ser una dama para usted (Cnel. Pickering), porque siempre me vio como tal.”

- fragmento de la obra "Pigmalión" de George Bernard Shaw –

3 comentarios:

  1. Esto es lo que comunmente llamariamos, levantar el espiritu.

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  2. je je ! Puede ser Liz, pero más que todo es reconocer al otro ! También escribís ! En estos días paso x tu blog a curiosear !
    Saludos !

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  3. La historia del mito me parece mas inclinada en la idealización del otro que en reconocerlo, lo cual es distinto que tener buenas expectativas para con el otro.

    hmm no tanto como escribir, digamos, me expreso.

    Saludos!

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