domingo, 4 de abril de 2010

¿ UNA O DOS ?

¿ Me convidás una de tus pastillas letales ? No veo nada sino la punta del obelisco.
Luego, giro el cuello, me persigno y repito por dentro cien veces el Ave María, hasta quedarme dormida en el espacio.
Me doy cuenta que una sola pastilla no es suficiente para poner punto final al infierno interior.

¿ Te sobraron algunas pastillas de las del otro día, tan suaves, blandas para masticar ?

Sí, te las regalo. Le dí una a mi gatito y hace días que no se despierta de un profundo letargo. Así que si estás con problemas de insomnio te van a venir fenómenas.

Gracias, viejo, porque siempre te acordarás de mí y yo de tí. La gauchada que me hacés no te la hace cualquiera.

El dueño del gato se quedó asombrado de estas palabras, no dijo nada, se dio media vuelta y se echó a andar lentamente campo traviesa.


Manantial. 13/06/05

¡ DISFRUTEN !

Este texto me lo envió mi amiga Silvina Shejtman hace unos años.

No hay comentarios:

Publicar un comentario