domingo, 1 de noviembre de 2009

Cerrando Círculos

O cerrando puertas.
O cerrando capítulos.
Como quieras llamarlo.
Lo importante es poder cerrarlos.
Lo imprescindible es dejar ir momentos de la vida que se van clausurando.
¿ Terminaste con tu trabajo ? ¿ Se acabó la relación ? ¿ Ya no vivís más en esa casa ? ¿ Tenés que irte de viaje ? ¿ La amistad se acabó ?
Podés pasar mucho tiempo “revolcándote” en los por qué, tratando de buscar el motivo de tal o cual hecho.
El desgaste va a ser infinito, porque, en la vida, vos, yo, tu amigo, tus hijos, todos estamos abocados a ir cerrando capítulos.
A pasar la hoja. A terminar etapas o momentos de la vida y seguir para adelante.
No podemos estar añorando permanentemente el pasado.
Tampoco, preguntándonos por qué constantemente.
Luego de algunas reflexiones y/o acciones motivadas por lo que nos sucedió, todo terminó. Lo que ocurrió, ya fue. Y hay que soltar, desprenderse.
No podemos ser niños eternos, ni adolescentes tardíos, ni empleados de empresas inexistentes, ni tener vínculos con quien no quiere estar relacionado con nosotros.
No. ¡ Los hechos pasan y hay que dejarlos ir !

Por eso, a veces resulta tan importante romper fotos, quemar cartas, destruir recuerdos, dar regalos, cambiar de casa.
Papeles por romper, documentos por tirar, libros por vender o regalar.
Los cambios externos pueden simbolizar procesos interiores de superación.
Dejar ir, soltar, desprenderse.
En la vida, nadie juega con las cartas marcadas y hay que aprender a perder y a ganar.
Hay que dejar ir, hay que pasar la hoja, hay que darle relevancia a lo que tenemos en el presente.
El pasado -la redundancia se hace necesaria- ¡ya pasó!
No esperes que te devuelvan, te reconozcan, que alguna vez se den cuenta de quién sos.
¡ Soltá !

El resentimiento -prender tu televisor personal para darle una y otra vez al asunto -lo único que consigue es dañarte mentalmente, envenenarte, amargarte.
La vida está para adelante, nunca para atrás.
Porque, si andás por la vida dejando puertas abiertas, por si acaso, nunca podrás desprenderte ni vivir lo de hoy con satisfacción.
Noviazgos o amistades que no terminan, posibilidades de regresar (¿ a qué ?), necesidad de aclaraciones, palabras que no se dijeron, silencios que lo invadieron.
¡ Si podés enfrentarlos ya y ahora, hacelo ! Sino, dejalo ir, cerrá capítulos. Decite a vos mismo que no volvés a esa historia trillada.
Pero no por orgullo ni por soberbia, sino porque ya no encajás ahí: en ese corazón, en esa habitación, en esa casa, en ese escritorio, en ese oficio.
Ya no sos el mismo que se fue hace dos días, tres meses, un año.
Por lo tanto, no hay nada a qué volver.

Cerrá la puerta, pasá la hoja, cerrá el círculo.
Ni vos serás el mismo ni el entorno al que intentarás regresar estará igual. Porque, en la vida, nada se queda quieto, nada es estático.
Es salud mental: desprender lo que ya no está en tu vida.
Recordá que nada ni nadie es indispensable. Ni una persona, ni un lugar, ni un trabajo, nada es tan vital como para que dejes de vivir con tranquilidad.
Quizá la costumbre haya hecho que creyeras que se trataba de algo natural.
Se trata de aprender a desprenderse.

Hay que notar que lo que nos detiene forma parte de una costumbre, apego, necesidad.
Pero...cerrá, clausurá, limpiá, tirá, oxigená, despréndete, soltá.
Hay muchas palabras para referirse a la salud mental, y cualquiera que escojas, te ayudará definitivamente a seguir para adelante con tranquilidad.

¡ ESA ES LA VIDA !

5 comentarios:

  1. Me mudé también!, jeje, pero no creo haber cerrado nada!. MMM, difícil el tema que abordas. Creo que muchas veces, como bien vos decís, no cerramos situaciones por costumbre y otras tantas por miedo a lo que vendrá.Creo que hay que tener muchos cojones para cerrar etapas y fuerza de voluntad para aprender lo que no nos enseñaron de chicos. Es mucho más difícil para los sentimentalistas!. Y que pasa con ésa gente que suele aferrarse a casi todo?. Ojalá fuera más fácil desprenderse!. Lo mejor para este nuevo espacio!, pudiste cerrar otro porque tenías en mente éste...creo que por ahi viene la mano.Cariños, P.

    ResponderEliminar
  2. Ya veo que andamos de mudanzas, P. ! No digo que sea fácil, no digo que sea simple, digo que a veces es necesario cerrar ciertas etapas, ciertos círculos ! Y no sabés lo que me ha costado -y me cuesta-. Siempre se rompen corazones en el camino (ya no quedan muchas fuerzas ;-). Y sí puede haber algo de cierto: que cerré el otro blog porque tenía en mente esto, pero también es verdad que hace tiempo tenía ganitas de este cambito !!
    K-riños !

    pd: y los que se aferran a casi todo... bueno, mal por ellos: la vida es dinamismo puro, cambio constante. Y yo casi no puedo aferrarme a ninguna certeza !

    ResponderEliminar
  3. Todo esto que recopilaste es en parte muy cierto, pero me parece que no del todo,razon por la cual yo lo tomaría con pinzas (para asi nunca equivocarme). Fíjate lo que he tardado en comentartelo (y eso que lo lei cuando recien lo habias publicado)... y es que me hizo pensar y dudar!!
    Luego me dije a mi misma: será bueno o sano arrojar al viento cosas, personas, recuerdos, aprendizajes... asi nomás? en esto consiste preservar la salud mental?

    Yo pienso que la clave está en saber descartar lo descartable y preservar lo que tiene valor.

    Bendiciones para ti.

    ResponderEliminar
  4. Sí, yo me refiero a esto último, porque hay gente que no descarta lo que debería y andan toda la vida penando con esas cargas: Cerrá la puerta, pasá la hoja, cerrá el círculo.
    Ahí está el secreto y no en otro lugar !
    Cariños !

    ResponderEliminar
  5. No hay que penar!! como diría Celia "...la vida es un carnaval y es mas bello vivir cantando..." ayy que linda canción!!

    ResponderEliminar