domingo, 21 de marzo de 2010

La rosa y el sapo

Había una vez una rosa roja muy hermosa y bella. Se sentía de maravilla al saber que era la más bella del jardín. Sin embargo, se daba cuenta de que la gente la veía de lejos.
Un día se dio cuenta de que al lado de ella siempre había un sapo grande y oscuro y que era por eso que nadie se acercaba a verla de cerca. Indignada ante lo descubierto le ordeno al sapo que se fuera de inmediato; el sapo muy obediente dijo:
- Está bien, si así lo quieres.

Poco tiempo después el sapo paso por donde estaba la rosa y se sorprendió al ver la rosa totalmente marchita, sin hojas y sin pétalos. Le dijo entonces:
- Vaya que te ves muy mal. ¿Que te paso? La rosa contestó:
- Es que desde que te fuiste las hormigas me han comido día a día, y nunca pude volver a ser igual. El sapo sólo contestó:
- Pues claro, cuando yo estaba aquí me comía a esas hormigas y por eso siempre eras la más bella del jardín.

Muchas veces despreciamos a los demás por creer que ellos son menos que nosotros o porque simplemente creemos que no nos aportarán nada. Todos tenemos algo especial que hacer, algo que aprender de los demás o algo que enseñar y no se debe despreciar a nadie. No vaya a ser que esa persona nos haga un bien del cual ni siquiera estemos conscientes.

Nadie esta demás en este mundo.

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